La Fiesta del Inti Raymi


En lugar privilegiado de la sagrada capital, el Inka Pachakuteq mandó a construir el Qorikancha, un fastuoso templo...
A tiempo inmemorial se remontan las huellas de la presencia del hombre en el emplazamiento de la actual ciudad, donde surgió, se expandió y floreció magníficente la Gran Civilización Inka; la capital fue concebida bajo la forma de un puma, felino considerado como una de sus divinidades tutelares. Por ello al Cusco también se le conoce como la Ciudad Puma.
En lugar privilegiado de la sagrada capital, el Inka Pachakuteq mandó a construir el Qorikancha, un fastuoso templo dedicado a reverenciar al Sol, dios al que los inkas denominaban Apu P`unchao o Apu Inti, en cuyo honor fue consagrada la imponente fiesta del INTI RAYMI, que alcanza contornos de solemnidad y esplendor, tal como describen los más importantes cronistas.
Objeto de las fiestas del Sol
Fueron varias las razones que impulsaron a la civilización Inka a realizar los sacrificios y ofrendas al astro rey. Una fue que el Inka, al igual que la nobleza cusqueña, eran considerados hijos naturales del Sol; a él obedecían su existencia, y debían corresponderle con sacrificios y ofrendas. Por otro lado, si la cosecha del maíz fue buena, había que agradecerle y si fue mala, había que rogarle para que el año venidero les compense con una buena producción.
En junio (solsticio de invierno) El sol iba alejando, el frio aumentaba, en los amaneceres el agua estaba escarchada, por tanto, había que pedirle al Sol que volviera, que al rayar los crepúsculos matutinos no siguieran avanzando hacia el norte. Finalmente, había que testimoniarle al dios Inti, la eternidad y total entrega de sus hijos, con sumisión y respeto.
Hace más de seis siglos, el Inka Pachakuteq instituyó la Fiesta al dios Sol. Los Cusqueños actualmente siguen representando el Inti Raymi con el mismo fervor con el que sus ancestros lo realizaban en las esplendorosas épocas del incanato.
El Inti Raymi, en su versión contemporánea se realiza desde el 24 de Junio de 1944, cuando fueron instituidas las fiestas de la ciudad en recuerdo a su milenario origen y cuna de la Gran Civilización Inka.



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