Templo San Sebastián de Llusco de Chumbivilcas es Patrimonio Cultural de la Nación


Es parte de la herencia ancestral y referente del sincretismo de las tradiciones de los pobladores.
El Templo San Sebastián de Llusco ubicado en el distrito de Llusco, provincia de Chumbivilcas, departamento de Cusco, ha sido declarado por el Ministerio de Cultura como monumento integrante del Patrimonio Cultural de la Nación.

Este templo es una muestra de la arquitectura religiosa andina, reconstruido en el último tercio del siglo XVII (1676-1699), cuya tipología es propia de las zonas rurales con tecnología y materiales asociados a la arquitectura del área de Caylloma (Arequipa).

Su importancia resalta también por su calidad formal, espacial y artística, que pese al impacto del tiempo y del proceso evolutivo, conserva en gran porcentaje sus características originales que se reflejan en su autenticidad de forma, de material y estructural, como respuesta a los modos de vida que se daba en este tipo de arquitectura.

El templo San Sebastián de Llusco tiene una nave única alargada con crucero en forma de cruz latina, capillas laterales y sacristía adosada al Muro del Evangelio; su única torre campanario es exenta. La nave posee un acceso principal y un muro secundario. Su interior está conformado por el Área de Fieles, crucero y presbiterio; siendo el primer espacio carente de decoración a excepción de los pequeños altares implementados con podios de piedra delante de las hornacinas ubicadas cerca del arco toral.

El acceso a cada capilla lateral es a través de un vano arcado sostenido por columnas de piedra. Ambas capillas presentan como elemento preponderante un retablo de carpintería de madera dorada y estilo barrecoco de dos cuerpos y tres calles.

Por sus características singulares, el Templo San Sebastián de Llusco, alcanza significado local, regional y nacional. Es parte de la herencia ancestral, habiéndose constituido como referente del sincretismo de la tradición local y la influencia foránea. Es reconocido por los pobladores como un espacio de culto de relevante significado, valorándolo como patrimonio propio.

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