Trencito de los Andes: Lo andino más allá de la Pachamama


Una conversación en Roma con los creadores de Trencito de los Andes. Nuestra música sin misticismos.

“Estamos frente a una música culta, con un verdadero dominio del conocimiento humano”, dice Felice y fue sorprendente para mí descubrir que la música de mi país contiene un gen universal capaz de mejorar la existencia humana. Tuve que llegar hasta Riano, a 28 kilómetros de Roma, para conversar con los hermanos Raffaele y Felice Clemente, dos músicos italianos que han dedicado 30 años de su existencia a la catalogación y difusión de la música del Perú, Ecuador y Bolivia con Trencito de los Andes, una asociación cultural que es hoy una referencia ineludible en el estudio musical andino.

En el 2003 ellos crearon la Partitura Micrónica, una partitura 2.0 capaz de captar no solo las notas o los instrumentos, sino también lo que ellos llaman “el duende” o la esencia de esta música que  en su opinión  es una síntesis de varias influencias, primero de la europea que se trenzó con los acordes nativos, y luego con los sistemas y sonoridades provenientes del África, de las escalas árabes y del Lejano Oriente. “La música andina engloba casi toda la música del mundo”, afirman con convicción.

Los ‘trencitos’ basaron su investigación en audios que ellos mismos registraron en archivos musicológicos o en diversos viajes por el Perú, Ecuador y Bolivia. Es debatible hablar de música andina ‘pura’, pero ellos se refieren así a estos registros y cuestionan más bien la ejecutada por representantes como los Kjarkas, Illapu, o toda la camada de música latinoamericana, a la que ellos tachan. Dicen que aquello es como un Grammelot, como hablar en una lengua sin saber de qué se habla, solo con intenciones de entretener.

Pero ¿qué autoridad tienen para afirmar esto? A los hermanos los avala algo sobre todas las cosas: estudiaron esta música como nadie se atrevió a hacerlo, le quitaron todo el rollo místico-religioso y la trataron, por primera vez, como música. “En lo musical se halla la sustancia. Hablar de mística es dar por descontado que en términos musicales no hay mucho que decir, pero tan solo musicalmente estos registros se sostienen a lo grande”.

Obviamente, los hermanos Clemente son incómodos. La crítica frecuente a su trabajo es que no pueden obviar la cuestión religiosa, algo indesligable de la música andina. Y también molesta a algunos que no sean peruanos y que se atrevan a hacer estas afirmaciones. Por eso les han dicho de todo: que se han robado audios, que se han enriquecido grabando a “tropas de indios” para sus discos y que han escondido información. La verdad es que no son adinerados. Viven con su madre enferma, tienen, como todos, problemas económicos, familiares, etc.

Más allá de estas acusaciones, lo retador de su existencia es que nadie les toma la posta y el tiempo corre, se hacen viejos. Raffaele confiesa: “He querido dedicarme a esta música con todas mis fuerzas y la culpa es obviamente mía, no de la música. Arrastro un tren de conocimientos complejos y avanzados, un patrimonio que no ha podido ser transferido. Creo que si hubiera alguien seriamente interesado en promover, salvaguardar e incentivar este trabajo musical, alguien que considerara este patrimonio merecedor de la inversión de un sol, ese alguien ya debería habernos contactado”. Felice también comparte esta preocupación: “Sin nuestra intermediación no me parece que suceda gran cosa. Nosotros tenemos las llaves de acceso a un patrimonio latente”.

Pero no son dos viejos renegones ni resignados, por el contrario ellos tienen una fe inconmensurable en esta música. Los hermanos entran a su estudio, sin zapatos, como siempre. Raffaele dice con un suspiro “por fin en casa” y esperan grabar algo nuevo, sin saber si eso tendrá resultados. “No sé cuándo ni cómo, pero tendrá que resultar algo, ¿no? Vivo a la espera de ver cómo será y cuándo será”, dice Felice con un brillo en los ojos.

Felice concluye nuestra conversación: “Vislumbro, a través de la micrónica, el posible nacimiento de una nueva música, obviamente de raíz andina. Me parece una oportunidad importante pero hay que empezar a trabajar seriamente, con personas intencionadas en llevar adelante este proyecto, mucho más allá de lo que se ha hecho hasta ahora, más allá de la tradición, del pachamamismo. El problema no es la cantidad de gente interesada, el problema es el nivel en el que se maneja todo esto, la seriedad de este interés, y aquí va mi provocación: para dar vida a una nueva música, habrá que esforzarse mucho más”.

SE BUSCAN INTERLOCUTORES

El tonelaje de información con el que cuentan comprende recursos estéticos estudiados en los sikuris y tarkas (instrumentos altiplánicos), principalmente, así como técnicas de diálogo musical, usos y modos de tocar, escalas y dinámicas únicas en su tipo. Pueden conocer más de las investigaciones de Raffaele y Felice con su proyecto Il Laboratorio delle Uova Quadre (en español, El Laboratorio de los Huevos Cuadrados). Están en Facebook, y a través del correo kondor@quipo.it


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