Algunos cronistas lo llaman el inicio del año, otros dicen que es en mayo, otros en junio...
La verdad es que nuestra historia está muy fragmentada, no solamente porque los cronistas no entendían a la civilización andina, sino porque también los andinos prehispánicos tenían otro modo de llevar la vida y las fechas no eran exactas como las de un calendario numérico actual. Al contrario, podían variar de uno a tres dos las fechas centrales debido al movimiento de los astros.
Según Guaman Poma de Ayala, era la fiesta más rica del año, más que el propio Inti Raymi del solsticio de junio, donde comienza el invierno. Si en junio el mundo comenzaba de cero, el Qhapaq Inti Raymi era el inicio de la riqueza, de las lluvias, de la abundancia y otros cronistas la definen como “la búsqueda del conocimiento”.
Lo cierto es que esta Sol Grande traía las lluvias más fuertes, estaba ligado al Kawri (arco iris) y al mismo tiempo a la prosperidad de la tierra. Por otro lado era tiempo de “volverse inca” ya sea de sangre o de privilegio, mediante al famoso Huarachico que comenzaba un par de lunas antes del día principal, que era entre los días 20 y 23 de diciembre, tiempo en que el Qhapaq Inti brillaba en el cenit del mundo.
¿Qué colores se usaban y podemos usar en homenaje a esta fiesta? ¿Cuántos trajes se usaban para los rituales? ¿Que rituales habían y a cuantas wakas se les daba sacrificio?¿Era solo al Sol que se le rendía homenaje? ¿Podemos aún conmemorarla? ¿Cuántos están dispuestos a celebrarla conmigo desde sus casas y celulares?
Todas esas preguntas y propuestas iré respondiéndoles y dándoles hasta llegar al día central, el 21 de diciembre; donde los que amamos a nuestra cultura entraremos en sintonía a través de colores, historia y hasta quien sabe sabores que nos hagan recordar nuestra bella historia.
¡Que tengan un buen descanso y nos vemos!
Del muro de Adrián ILave Inca
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