ATAHUALLPA QUERÍA ACABAR CON LOS CHACHAPOYAS

Atahuallpa el último emperador Inca, se despide los Chachapoya
 Atahuallpa el último emperador Inca, se despide los Chachapoya antes de ser apresado por los Españoles.

... Mientras tanto, Atahualpa llegó a la ciudad de Cajamarca, donde no pensaba quedarse mucho tiempo. Sin embargo, oyó que los chachapoyas se habían sublevado a favor de Huáscar y que estaban muy airados tras conocer la muerte de los siete mil chachapoyanos a manos de Quisquis y Chalco Chima. Algunos dicen que estas informaciones las obtuvo Atahualpa gracias a un informador secreto, Guamán. Así, Atahualpa frenó su ida al Cuzco y envió espías a los territorios Chachapoyas para comprobar si realmente estaban en armas contra él. Al parecer, según las declaraciones de los declarantes en la Audiencia de Lima, si bien los Chachapoyas eran partidarios de Huáscar, tenían ya muy pocas ganas de seguir metiéndose en el conflicto para seguirle defendiendo. No obstante parece que había una verdad innegable, y es que estos tenían un gran arsenal de armas, bien escondido en sus casas, bien almacenados en algún lugar. Así, las referencias que le llegaron a Atahualpa es que los Chachas estaban listos para salir contra él. Por eso Atahualpa decidió enviar cincuenta orejones con el fin de pacificar la región, el pronunciamiento a favor de su causa, y la detención y traslado a Cajamarca de todos aquellos que se opusieran a sus intenciones respecto al incainato. Pero también los chachapoyas tenían espías que avisaron con prontitud a su gente.

El caudillo de la resistencia fue Guayna Chuillaxa II y bajo su mando miles de indios acudieron al margen oriental del Jatunmayo (río Marañón). Allí, a la altura del pueblo de Balsas, esperaron a los incas. Una vez que los incas pasaron el río, el primero en caer fue su capitán, a quien mataron allí mismo. Ante esto, muchos de los incas quisieron volver a la orilla occidental y bastantes de ellos murieron ahogados en el río. Los que sobrevivieron regresaron a dar parte a Atahualpa. Debía transcurrir el primer semestre de 1532.

Atahualpa decidió comandar él mismo las tropas con las que quiso castigar a los rebeldes. Guayna Chuillaxa II, enterado de este movimiento de tropas de Atahualpa, consideró que la derrota era segura, por lo que no hizo nada para presentar oposición en Balsas. Se escabulló y mandó un mensajero, Puichui, que esperaría a Atahualpa en Balsas con refrescos, agasajos y regalos para ofrecerle la paz. Atahualpa le preguntó sobre Guamán, el que presumiblemente había sido su espía y supo por boca de Puichui que se encontraba en Cochabamba. Atahualpa envió al mismo Puichui para que enviara un mensaje a Guamán para que viniera hasta Balsas donde él le esperaría.

Guamán no se hizo esperar y acudió con chicha, fruta y otros regalos al encuentro de Atahualpa. Este se encontraba en la orilla izquierda y Guamán en la derecha. A voces, Guamán mintió a Atahualpa diciéndole que él era hijo de Guayna Chuillaxa I. También mintió diciendo que Guayna Chuillaxa II le había enviado a él con regalos para pedir la paz. Atahualpa creyó que los chachapoyas le reconocían como Inca. Así pues, pensó que había conquistado la tierra Chachapoyas sin derramar ni una gota de sangre, sin batallas y sin siquiera poner un pie en ella. Pero algo debió pasar por la cabeza de Atahualpa que le hizo desconfiar, porque mando apresar a Guamán para matarlo. Quizás pensaría que quien traicionaba a su propio pueblo y a Huáscar no era de fiar y podría terminar traicionándole a él también. Pero tanto lo aduló Guamán que al final le perdonó la vida y lo indultó. Le dio el título de curaca aunque no especificó sobre qué zonas, y lo envió a Cochabamba a reunir gente. Guamán titubeo con el pretexto de decir que así Guayna Chuillaxa II quedaba destituido, y forzó que formalmente lo declarara así Atahualpa: Guayna Chuillaxa II ya no era el curaca de Cochabamba.

Atahualpa cruzó el Jatunmayo y se dirigió a Cochabamba, la ciudad edificada por Túpac Yupanqui en 1475. Allí mandó apresar a muchos curacas importantes de los Chachapoyas acusándoles de la muerte de su espía y de los soldados que le habían acompañado. Pero Guamán intercedió por ellos y muchos salvaron la vida. Incluso Guayna Chuillaxa II se salvó. Guamán le sugirió a Atahualpa que no era conveniente mandar ejecutar a un curaca de tan recio abolengo, y este le terminó designando como curaca de una Huaranca de sus propios territorios, cargo que ocupó pues, por designación de Atahualapa, durante varios años. No obstante, Atahualpa lo desterró a vivir en Cajamarca, donde permanecería hasta la muerte del mismo Atahualpa. Después regresaría a Cochabamba donde siguió ejerciendo su mando hasta su muerte. Le sucedió su hijo Juan Chuillaxa.

Así la rebelión de Guayna Chuillaxa II fue la última de los Chachapoyas contra los incas. Fue la provincia y el grupo étnico que más veces se sublevó contra el Estado Imperial. Una vez pacificado el territorio, Atahualpa pensó que era conveniente designar a los hermanos Lucana Pachaca como curacas de Pausamarca. Estos eran chachapoyas fieles a Atahualpa desde hacía mucho y habían regido como curacas en Cajamarquilla. Ahora, no por derecho hereditario sino por designación de Atahualpa, regirían en Pausamarca.

Desde Cochabamba, Atahualpa decidió visitar el valle de Pipos. Para ello se encaminó hacia el norte y llegó hasta Leymebamba. Por entonces, el curaca de Leymebamba era Chuquimis Lonquín, quien salió a agasajarlo cuanto pudo. Pero Atahualpa lo mandó apresar enfadado porque no había manifestado con anticipación su adhesión. Así mismo, mandó encerrar a todos los curacas de huaranca y pachaca. Guamán le fue informando minuciosamente de cada uno de ellos, y así se enteró Atahualpa de que sólo cuatro de ellos eran auténticos curacas según las leyes de la sucesión. Amenazó con matarlos a todos, pero no lo hizo. Sólo quería hacerse respetar y temer con su amenaza. Desde Leymebamba prosiguió su camino y llegó a hasta Levanto. Guamán y Chuquimis Lonquín le acompañaron en su viaje. Y Guamán iba convirtiéndose poco a poco en un hombre temible, porque de su voz salían los informes sobre cada uno de los curacas que definían sobre su futuro. Incluso en el curacazgo de Atun Pahua (actual Bagua), llegó a regir Guamán.

Atahualpa volvió de nuevo a Cajamarca y se llevó con él a todos los curacas de huaranca y pachanca de la zona. Fue precisamente en Cajamarca, donde Atahualpa señaló a Guamán como curaca de Cajamarquilla, Cunturmarca y Pampamarca. Pero, estas tres huarancunas tenían ya sus respectivos curacas. Cuando Guamán se dio cuenta de ello, decidió que su gobierno debía ocupar toda el área chacha desde Collay hasta Leymebamba y Cochabamba, incluyendo Pausamarca y los Huancas. Oras fuentes señalan que fue el mismo Atahualpa quien constituyó a Guamán en Jatuncuraca de toda la región de los chachapoyas. Así parece que Atahualpa reunificó las tierras de Chachapoyas, Paclas, Huancas y otras poniéndolas todas bajo la jefatura de Guamán. Pero para evitar futuras sorpresas, ordenó así mismo que este poder lo compartiera con Zuta, gran curaca de del pueblo de la Jalca. Como segunda persona de Guamán, colocó a Chuquimis Lonquín, y como segundo de Zuta uno de los hermanos Lucana Pachaca, que era curaca de Cajamarquilla.

Así pues, Atahualpa introdujo sobre el 1532 un nuevo sistema de gobierno en la región: un solo huno con dos curacas. Esta no fue una práctica habitual en el Tahuantinsuyo, y debió ocurrir porque la primera decisión del Inca fue la de instituir a Guamán como jatuncuraca siendo este nada más que un simple zaracamayoc y sin darse cuenta que desde un punto de vista de derechos de sucesión era mucho más importante Zuta que Guamán. Pero ya había nombrado a este, y como hábil medida política, puso también a Zuta en el mismo cargo, contentando así a todos.

A mediado de 1532, Atahualpa ordenó a Zuta y a Guamán que retornaran a Cochabamba. Y así mismo, ordenó que todo el territorio chachapoyas sacase a sus hijos adolescentes de allí para constituir una mitma y traerlos a Cajamarca. Desde allí serían deportados a las provincias de norte, posiblemente a la tierra de los Cañares, con el fin de repoblarlas. Guamán, más joven y firme que Zuta, se convirtió pronto en el más temido de ambos, y respondió fielmente a la demanda del Inca. Tomó a todos los adolescentes, varones y mujeres, y los arrancó de sus hogares ante la impotencia de sus familias que tan solo alcanzaban a llorar ante tal decisión. Esto hizo que el corazón de los chachapoyas se ubicase frente al Inca como ante aquel que sólo quería su daño y su dolor.

Guamán emprendió su marcha hacia Cajamarca con todos los adolescentes. Cuando llegaron al río Jatunmayo (Marañón), estos recibieron la noticia de que unos huiracochas (gente blanca y barbada) habían llegado a Cajamarca y apresado a Atahualpa. Guamán se percató que el escenario estaba cambiando y antes de cruzar el río dispuso que todos los adolescentes volvieran a sus casas. Y mientras estos regresaban a sus hogares, él decidió proseguir su marcha hacia Cajamarca.

Mientras, Quisquis había llegado hasta el Cuzco y había asesinado todas las mitmacunas cañares y chachas por su apoyo a Huáscar. Todo estaba ya gestando el odio de los chachapoyas hacia los incas y su deseo de liberarse de ellos, lo que después sería fundamental a la hora de establecer su alianza con los españoles.

Historia de los Chachapoyas

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