Censista de 58 años recorre pueblos de Pallasca para llevar el censo hasta los lugares más lejanos
Desde las 7 de la mañana, Lucía Ágreda Zavaleta ya sostiene la tablet en sus manos. Le costó aprender a manejar esta herramienta, pero también le apasionan los retos. A sus 58 años, esta técnica en farmacia se ha familiarizado con la tecnología para cumplir con su labor en el Censo Nacional de Población y Vivienda.

Reside en el caserío San Juan, distrito de Tauca, provincia de Pallasca. Desde el lunes pasado recorre caseríos y pueblos para censar a los vecinos. Con una sonrisa y mucha paciencia, registra los datos en la tablet. A muchos les explica que el papel ha sido reemplazado por la tecnología y que la información se envía en tiempo real.

Shila, como la conocen, es la más entusiasta del grupo. Transmite energía y anima a sus jóvenes compañeros de trabajo. Tiene 20 años de experiencia en actividades similares en el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) de Chimbote. En 2005 participó en su primer censo de población y vivienda.

Esa experiencia la apasionó. Sabe que el trabajo es exigente, pero nunca se ha rendido. Madre de tres hijos, ha enfrentado la adversidad con determinación. En 2011 caminó casi 20 horas y ascendió a un cerro de más de 4 500 metros junto a un grupo de profesores para llegar a su destino. Ellos iban a dictar clases y ella a participar en la Evaluación Censal de Logros de Aprendizaje, una prueba estandarizada del Ministerio de Educación que mide qué y cuánto aprenden los estudiantes en diferentes grados y áreas curriculares.

“Valoro mucho el trabajo y mis hijos, que hoy son adultos, me alientan a no rendirme. Gracias a estas labores pude darles educación. Además, me ha permitido conocer toda la zona de los Conchucos; he cruzado ríos y subido cerros para cumplir mi objetivo: recolectar información”, comenta.
Lucía Ágreda forma parte del equipo de censistas de la subsede de Pallasca, perteneciente al INEI Chimbote.