En Llamellín, Áncash, la censista Carmen Ramos protagonizó un acto de humanidad que ha tocado el corazón de todos.
Mientras cumplía con su labor casa por casa, encontró a una adulta mayor sentada en el suelo. Al notar su necesidad, buscó un recipiente y le entregó todo su almuerzo, sin dudarlo.
La mujer, visiblemente emocionada, agradeció profundamente este noble gesto, que fue grabado por su jefa de sección, Joselyn Vera Carrasco, y que rápidamente se ha convertido en símbolo de empatía y solidaridad en la jornada censal.
Historias como esta nos recuerdan que la verdadera grandeza está en ayudar sin esperar nada a cambio.
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