Ricardo Palma: A 100 años de la muerte del hombre de las tradiciones peruanas


Por Luis Iparraguirre

El 6 de octubre, se conmemoraron los 100 años de la muerte del más grande narrador peruano del siglo XIX, Ricardo Palma. Tan magnífico fue el tradicionista que su legado no solo abarca el mundo de las letras como escritor, sino también que la historia reconoce su aporte, solitario y desinteresado, para la hoy Gran Biblioteca Pública de Lima.

Palma nació en una cuna humilde en Lima, el 7 de febrero de 1833. A los 15 años, inició su pasión por las letras, escribiendo poesía. Además, incursionó en el periodismo como crítico de espectáculos en varios medios de corta duración, para lo cual utilizó algunos seudónimos con los que firmaba sus notas.

Bagaje de géneros

Después, incursionó en el drama, la crónica periodística, el relato corto, el romance histórico y los ensayos costumbristas que, posteriormente, fueron los gérmenes que dieron vida a sus inmortales Tradiciones Peruanas.

Antes de ello, Palma se dedicó al servicio militar y a la vida política. Fue desterrado a Chile, donde vivió exiliado hasta el año 1863, cuando fue amnistiado por su participación en el asalto a la casa del presidente Ramón Castilla.

Nacen las tradiciones

El tradicionista fue elegido senador por la provincia de Loreto y nombrado secretario personal del presidente José Balta. Su vida política terminó en 1872, tras el asesinato de Balta. Decidió embarcarse completamente en el mundo de las letras. Ese año, nació de su pluma la primera serie de sus Tradiciones Peruanas.

Publicó un total de 453 tradiciones. Esta producción fue bien recibida por la crítica nacional, en América Latina y España, lo que consolióo la imagen del escritor limeño.

Las tradiciones son relatos cortos en que la ficción y la historia se juntan para enmarcar, de forma entretenida y con el lenguaje propio de la época, diversos sucesos históricos de mayor o menor importancia, haciendo de la lectura un placer por considerar, en sus letras, la idiosincrasia de todo nuestro país.

Aunque su valor como fuente histórica es limitado y poco confiable, por no saber dónde empieza la ficción y dónde la realidad, su valor literario es enorme, tanto que Ricardo Palma es considerado, por críticos y pensadores literarios, como uno de los narradores hispanoamericanos más importantes del siglo XIX.

Escritor dotado

Palma fue un escritor romántico, costumbrista, tradicionista, que cultivó prácticamente todos los géneros: poesía, novela, drama, sátira, crítica, crónicas y ensayos de diversa índole. Pero el género en que se desenvolvió como pez en el agua y fue el que él mismo creó: la tradición.

No representa, sin embargo, en estricto verbo, un nuevo género literario. Más bien se ubica en el centro del cuento, la crónica y del relato histórico y, si se desea forzar, en el de la novela breve.

En 1879, cuando Palma ya gozaba de un prestigio literario internacional, empieza la Guerra con Chile. Dos años después, las tropas invasoras toman Lima. Incendian la casa de Palma, ubicada en el balneario de Miraflores. Perdió su biblioteca personal, donde estaba el manuscrito de su novela, Los Marañones, y sus memorias sobre el gobierno de Balta.

Decepcionado y frustrado, el escritor pensó en aceptar una oferta laboral que le hizo el dueño del diario La Prensa de Buenos Aires, para que se trasladase a esta ciudad, junto con toda su familia, para trabajar como redactor literario. Pero el presidente Miguel Iglesias lo convenció para que tome las riendas de la Biblioteca Nacional del Perú, que se hallaba destruida como consecuencia de la guerra.

Bibliotecario mendigo

Su labor al mando de esta institución, que contaba con un presupuesto famélico, fue encomiable. Palma utilizó su prestigio literario para solicitar a personalidades de diversas partes del mundo la donación de libros, por lo que se ganó el apelativo del “bibliotecario mendigo”.

ANDINA

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