Nilver y los huecos de la esperanza
De camino a Huanchi vive Nilver Raúl Capillo Flores. A sus 14 años, carga sobre sus hombros una responsabilidad distinta para su edad. Como hermano mayor, su corazón late al ritmo de la necesidad y la esperanza. 

La Ruta 12 A, que serpentea entre los valles y las cumbres, es su escenario cotidiano. Él no es un simple espectador; es un actor en esta historia de supervivencia. "Mi trabajo consiste en bachear los huecos de la carretera en mi barrio, con eso compro mis útiles y de mis hermanitos", afirma. 

Levantarse para vivir con valentía, es más que una frase. “Mi mamá está enferma y a mi papá no lo conozco. Vivo con ella, mis hermanitos y mis abuelitos”, confiesa mientras se inclina sobre su pala. 

La carretera es testigo silencioso de su sacrificio. Nilver bachea acompañado por su pequeño hermano. “Algunos transportistas pagan y otros no”, murmura mientras tapa cada hueco. Es un trabajo digno de tres hermanitos, una danza de sudor y confianza de que algo mejor puede venir. 

Esta ruta no sólo es un camino físico; es también un sendero de sueños. Para un transportista y un pasajero, una utopía. Pero para él, son huecos de esperanza, símbolo de resiliencia y amor fraternal. La promesa de un camino mejor. 

Su historia, tejida entre los surcos de la vía, nos recuerda que la esperanza florece incluso en los lugares más áridos.

De camino a Huanchi