Llega el momento. Tu hijo ya no es un niño, pero tampoco un adulto. Se encierra más en su cuarto, le sale acné, se molesta por todo y, sí… empieza a oler distinto. Tranquilo, mamá o papá, no estás solo: la pubertad llegó a casa.
Entonces… ¿cómo hablar de esto sin que te digan “¡qué roche!”?
1. No esperes a “cuando sea grande”
En el Perú, muchos padres evitan este tema por miedo, vergüenza o porque creen que el colegio se encargará. ¡Error!
Los chicos necesitan saber antes de que les pasen los cambios. Habla cuando tengan entre 9 y 11 años. Más vale temprano que tarde.
2. Habla claro, sin tabúes ni floros
Evita frases como “te está saliendo pelito porque ya eres un señor”. Mejor di:
“Cuando creces, tu cuerpo cambia porque está entrando a la pubertad. Es normal y nos pasa a todos.”
Usa las palabras correctas: p3n3, vagin@ menstruación, erección. No uses apodos ni eufemismos.
3. No hagas el tema un drama
Ni lo hagas tan solemne como si fuera una misa. A veces una charla breve, mientras cocinan juntos o caminan por el parque, es más efectiva que una “reunión familiar” incómoda.
4. Escucha más de lo que hablas
No sermonees. Pregunta cómo se sienten con los cambios. Si están confundidos o con miedo. Que sepan que pueden confiar en ti sin que los juzgues.
5. Sí, también hay que hablar de sEx0 (sin miedo)
No todo es biología. La educación sexual es parte de la crianza, no del escándalo. Habla sobre consentimiento, respeto, relaciones sanas. Enséñales a decir NO. A cuidarse. Y a tener amor propio.
6. Adapta tu charla según el género y edad
No es lo mismo hablar con un niño de 10 que con una chica de 13. Cada uno necesita información distinta, en su lenguaje y a su ritmo. Si no sabes cómo empezar, usa libros, videos o hasta TikToks educativos (¡hay muchos buenos!).
7. Si tú no les hablas, lo hará alguien más… y no siempre bien
Los chicos van a buscar respuestas en Google, amigos o redes. Mejor que la info real y con valores venga de casa.
EN RESUMEN:
- No tengas miedo.
- No esperes al último minuto.
- Habla con amor, honestidad y sin juicios.
Tus hijos no necesitan un papá perfecto, sino uno que esté presente.
0Comentarios