El Chrysomallon squamiferum, o caracol de patas escamosas, habita los respiraderos hidrotermales del Océano Índico, a 2,400-2,900 metros de profundidad, en un entorno extremo: aguas ácidas, temperaturas de hasta 400 °C cerca de los respiraderos (aunque prefiere zonas de 2-10 °C), alta presión y bajos niveles de oxígeno.
Posee una armadura natural de hierro: su caparazón tiene tres capas, con sulfuros de hierro (greigita y pirita) en la externa, lo que lo hace magnético en algunas poblaciones, como la de Kairei. Esta armadura lo protege del calor, la acidez y depredadores como cangrejos.
Las "escamas" que tiene en el pie, también mineralizadas, son únicas en el reino animal. No come directamente: vive en simbiosis con bacterias quimiosintéticas en su glándula esofágica, que convierten compuestos como el azufre en energía.
Este hogar infernal le da ventajas, como poca competencia, pero está en peligro de extinción por la minería en aguas profundas, según la UICN (2019).

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