Por qué es imposible bloquear realmente las plataformas de iGaming en Latinoamérica
América Latina está experimentando una rápida transformación digital. Hace diez años, el internet móvil estaba disponible principalmente en las grandes ciudades, pero hoy en día todo el mundo tiene acceso a él, desde los taxistas de Medellín hasta los estudiantes de Cusco. Como resultado, las actividades de ocio también han cambiado, y todo, desde la música hasta las películas, se ha trasladado a internet. La adopción generalizada de las plataformas de juegos interactivos, comúnmente conocidas como iGaming, ha sido una extensión lógica de esta tendencia.

Perú, Argentina y Bolivia han intentado restringir el acceso a estas plataformas, pero estas restricciones han sido en gran medida ineficaces. Incluso si una jurisdicción aprueba una ley que prohíbe las actividades de los operadores de juegos de azar internacionales, esta tiene poco o ningún efecto. Y no se trata solo de que se utilicen diversas tecnologías de elusión, desde VPN hasta espejos. El problema es mucho más profundo y radica en la combinación de la heterogeneidad jurídica y la flexibilidad técnica.
Por supuesto, el interés de los usuarios también es esencial: sin él, nada funcionaría. Colombia es un ejemplo interesante en este contexto. El país estableció un sistema regulado para las plataformas de juegos digitales en 2016, el primero de la región. Esto supuso un impulso para el desarrollo de la industria en el ámbito legal. Sin embargo, solo demostró que es complicado restringir algo que forma parte de la vida digital cotidiana.

La realidad es que detener la expansión de los servicios de iGaming no solo es una tarea difícil, sino también una solución prácticamente imposible.

El primer obstáculo es que la mayoría de las plataformas están registradas fuera de América Latina. Como resultado, las leyes locales no se aplican directamente a ellas, e incluso si se toma una decisión en contra de un proveedor, lo más probable es que siga siendo inaplicable. El segundo factor son las aplicaciones móviles o, más precisamente, el hecho de que el acceso al entretenimiento con juegos de azar se proporciona a través de ellas. Y el tercero es que los sistemas de bloqueo de usuarios simplemente no pueden seguir el ritmo: incluso si se desactiva un dominio, inmediatamente aparecerán varios nuevos en su lugar.

Tampoco hay que pasar por alto el factor social: el nivel de compromiso digital en América Latina está directamente relacionado con su población joven, ya que casi el 60 % de los habitantes de la región son menores de 35 años. Consideran las plataformas digitales no solo como un entretenimiento, sino también como un medio de socialización. En el contexto de la migración y la urbanización, este enfoque es especialmente relevante. Por ejemplo, en Colombia, más de 7 millones de personas utilizan habitualmente aplicaciones móviles con elementos de juegos interactivos. Y esta no es la cifra definitiva.

El entorno informativo también es importante. Por ejemplo, las restricciones publicitarias son en su mayoría formales. Los vídeos sobre servicios de juegos digitales no pueden emitirse en televisión, pero se pueden encontrar en YouTube y en las redes sociales, donde los influencers participan activamente en integraciones. Blogueros populares, músicos y otros artistas colaboran con gusto con los servicios de iGaming. Esto aumenta el interés del público y genera confianza. También cabe mencionar la aparición regular de un gran número de sitios web de información orientados al juego, como Respincol, que promocionan plataformas de juego específicas y el iGaming en general.

El contexto cultural también desempeña un papel importante. En una región como esta, la intensidad emocional es fundamental: aquí se valora mucho la pasión y el sentido de pertenencia al proceso. Por eso son tan populares las plataformas digitales con elementos atractivos. Los usuarios ya no quieren solo mirar, quieren formar parte de la acción. Por eso, estos servicios, aunque no se promocionen oficialmente, se convierten en parte orgánica del entorno cultural.

En este entorno, existe una gran demanda de todo tipo de información, desde reseñas hasta explicaciones sobre el funcionamiento de los bonos. Por supuesto, los sitios web que proporcionan este tipo de información ya están surgiendo activamente en Latinoamérica. Esto sugiere que el iGaming se ha convertido en una parte integral del panorama digital de la región, por lo que luchar contra estas plataformas es como intentar bloquear el viento: es parte de la cultura cotidiana y no se puede confinar en una caja.